Capacidad del empresario en la adopción de decisiones tendentes a la puesta en marcha de nuevas actividades comerciales o a la aplicación nuevos procesos operativos. Esta aptitud empresarial permite una permanente evolución del negocio y su adaptación a las tendencias del mercado. Observada en un franquiciado, esta cualidad permitirá al franquiciador mantener continuamente a la vanguardia su modelo de negocio y permanente ampliado y mejorado el saber hacer de la franquicia.