Cantidad que la empresa reserva para afrontar un pago que prevé tener que hacer en el futuro debido a una obligación que adquiere o que piensa que deberá afrontar con una alta probabilidad. Debe constituirse como pasivo ante pérdidas probables aún no realizadas, ya sean posibles incrementos de pasivos o posibles reducciones de valor de activos, imputándose como gastos en la cuenta de resultados del ejercicio en la que la pérdida se considera ya cierta.